29 de marzo de 2017

En El Volcán Llullaillaco, Homenaje Al Sueño Eterno De Los Niños Sagrados

Como todos los años, los tolareños tuvieron una jornada de profunda reflexión para conmemorar, con sublime respeto, el hallazgo de los sagrados Niños del Llullaillaco, que se produjo en marzo de 1999.El encuentro de los pobladores del “Corazón de la Puna” dio inicio con las primeras luces del alba en la base del volcán, después de haber recorrido más de 180 kilómetros desde Tolar Grande.

Esta vez, a la ofrenda de los vecinos y autoridades se sumaron dos invitados salteños, que llegaron al sitio venerado con la misma y sincera devoción. Es el caso de Ernesto Abdo y Carlos Lewis, hermano del montañista Alejandro Lewis quien murió en el ascenso al nevado Sajama, en Bolivia. El ingeniero Abdo -impulsor del proyecto acuífero en Tolar Grande- llegó para agradecer por el agua que da vida a los pobladores de la Puna; Lewis, para compartir con los tolareños el respeto a la naturaleza y el recuerdo imborrable de su hermano.

Para la ceremonia, como indica la tradición, todo estuvo preparado el día anterior: se sacrificó un cordero para ofrendar y, como siempre, se dispuso de la coca, el tabaco y bebidas para brindar a la Madre Tierra. La reverencia fue concebida con la consideración que merece quien da la vida, la Pachamama. El intendente, Sergio Villanueva, puso a disposición vehículos de la Municipalidad y fue uno más entre los miembros de la marcha hacia el cerro sagrado después de dar la bienvenida durante la ceremonia. “Es intención de la comunidad que este ritual tenga continuidad con los años y ya no se detenga”, comentó Marta Reinoso, vecina de Tolar Grande.

A 4.900 msnm, en la base del Llullallaico, se hizo la ofrenda. Con sincronizada puntualidad todos se sumaron al ritual y rindieron el homenaje a los Niños. Cerca de las 18.30 se emprendió el regreso.
Hubo quienes pretendían llegar a la cumbre (6.739 msnm), lo que demanda una exigente y extensa travesía, pero una intensa nevada en el volcán, -que se considera un templo sagrado de las deidades incas-, no permitió la escalada. En cambio, la jornada en la base y el regreso fue de una calma climática excepcional.